Probablemente en su pueblo se les recordará, como cachorros de buenas personas. Que hurtaban flores para regalar a su mamá y daban de comer a las palomas. Probablemente que todo eso debe ser verdad, aunque es más turbio cómo y de qué manera llegaron esos individuos a ser lo que son y a quién sirven cuando alzan las banderas. Hombres de paja que usan la colonia y el honor, para ocultar oscuras intenciones. Tienen doble vida son sicarios del mal. Entre esos tipos y yo hay algo personal.
Rodeados de protocolo, comitiva y seguridad, viajan de incógnito en autos blindados a sembrar calumnia, a mentir con naturalidad, a colgar en las escuelas su retrato. Se gastan más de lo que tienen en coleccionar espías, listas negras y arsenales. Resulta bochornoso verles fanfarronear a ver quién es el que la tiene más grande. Se arman hasta los dientes en el nombre de la paz, juegan con cosas que no tienen repuesto y la culpa es del otro si algo les sale mal. Entre esos tipos y yo hay algo personal.
Y, como quien en la cosa nada tiene que perder, pulsan la alarma y rompen las promesas y en nombre de quien no tienen el gusto de conocer, nos ponen la pistola en la cabeza. Se agarran de los pelos, pero para no ensuciar van a cagar a casa de otra gente. Y experimentan nuevos métodos de masacrar, sofisticados y la vez convincentes. No conocen ni a su padre cuando pierden el control, ni recuerdan que en el mundo hay niños. Nos niegan a todos el pan y la sal… Entre esos tipos y yo hay algo personal.
Pero eso sí, los sicarios no pierden ocasión de declarar públicamente su empeño en propiciar un diálogo de franca distensión que les permita hallar un marco previo, que garantice unas premisas mínimas, que faciliten crear los resortes, que impulsen un punto de partida sólido y capaz, de este a oeste y sur a norte, donde establecer las bases de un tratado de amistad, que contribuya a poner los cimientos de una plataforma donde edificar un hermoso futuro de amor y paz.!!!
Esto que acaban de leer ni es nuevo, ni se me ocurrió a mi (los que se dieron cuenta de inmediato se les cayó la cédula!)… este texto tiene más de veinte años y su autor es el español Joan Manuel Serrat. Es una canción (pueden escucharla en el reproductor, al final de este post) que a pesar del tiempo aún tiene vigencia y desnuda la realidad política de nuestro país y de muchos otros países latinoamericanos que permanecen atrapados en un limbo dominado por hombres como los que describe Serrat… hombres que procuran esconder su propia miseria humana con el dinero que nos roban, parásitos que vegetan y engordan a costa del hambre del pueblo, individuos que reparten limosnas y no se interesan en repartir educación por miedo a que nos demos cuenta de su mediocridad, ineficiencia e ineptitud.
Rodeados de protocolo, comitiva y seguridad, viajan de incógnito en autos blindados a sembrar calumnia, a mentir con naturalidad, a colgar en las escuelas su retrato. Se gastan más de lo que tienen en coleccionar espías, listas negras y arsenales. Resulta bochornoso verles fanfarronear a ver quién es el que la tiene más grande. Se arman hasta los dientes en el nombre de la paz, juegan con cosas que no tienen repuesto y la culpa es del otro si algo les sale mal. Entre esos tipos y yo hay algo personal.
Y, como quien en la cosa nada tiene que perder, pulsan la alarma y rompen las promesas y en nombre de quien no tienen el gusto de conocer, nos ponen la pistola en la cabeza. Se agarran de los pelos, pero para no ensuciar van a cagar a casa de otra gente. Y experimentan nuevos métodos de masacrar, sofisticados y la vez convincentes. No conocen ni a su padre cuando pierden el control, ni recuerdan que en el mundo hay niños. Nos niegan a todos el pan y la sal… Entre esos tipos y yo hay algo personal.
Pero eso sí, los sicarios no pierden ocasión de declarar públicamente su empeño en propiciar un diálogo de franca distensión que les permita hallar un marco previo, que garantice unas premisas mínimas, que faciliten crear los resortes, que impulsen un punto de partida sólido y capaz, de este a oeste y sur a norte, donde establecer las bases de un tratado de amistad, que contribuya a poner los cimientos de una plataforma donde edificar un hermoso futuro de amor y paz.!!!
Esto que acaban de leer ni es nuevo, ni se me ocurrió a mi (los que se dieron cuenta de inmediato se les cayó la cédula!)… este texto tiene más de veinte años y su autor es el español Joan Manuel Serrat. Es una canción (pueden escucharla en el reproductor, al final de este post) que a pesar del tiempo aún tiene vigencia y desnuda la realidad política de nuestro país y de muchos otros países latinoamericanos que permanecen atrapados en un limbo dominado por hombres como los que describe Serrat… hombres que procuran esconder su propia miseria humana con el dinero que nos roban, parásitos que vegetan y engordan a costa del hambre del pueblo, individuos que reparten limosnas y no se interesan en repartir educación por miedo a que nos demos cuenta de su mediocridad, ineficiencia e ineptitud.
jajajaj no se me cayo la cédula menos mal...pero leyéndolo y sin leer la ultima parte decía "cualquier parecido con el de la foto es pura casualidad" osea que el mensaje que quisiste dar si llego (por lo menos a mi....)
ResponderEliminarsaludos ray un beso...